Buscar este blog

miércoles, 8 de febrero de 2012

Huye

Para de leer esto, levántate, corre hacia tus zapatos, ve hacia la puerta, abre y corre, simplemente corre, hacia el primer lugar que aparezca en tu cabeza. Deja que tu mente se evada, lo deje todo fuera, como sino hubiera nada, solo el aire que golpea tu cara mientras vas hacia donde el viento te lleve con la única certeza de que lo realmente importante eres tú y que el resto empieza donde acaban tus pies, como diría el gran Adolfo Cabrales.

Al cabo de estar un rato corriendo el cansancio te llegará, como todo llega a esta orilla del mar, donde vuelve todo lo que tiramos, poco a poco, con el ir y venir de la marea. Cuando estés cansado para, un descanso siempre es necesario, para, respira hondo, siente como tus pulmones se llenan de aire, ahora suéltalo todo, libérate de las ataduras que tú mismo te impones, que la sociedad te impone, suelta esas cadenas, rómpelas con la espiración.

¿Lo ves, ahora?

No pasa nada, lo único importante es estar bien con uno mismo, los problemas se agrandan  y cobran importancia cuando les damos más importancia que a nosotros mismos.

Ahora una vez que hayas respirado, vuelve, túmbate y escucha música, siente como tu mente vuela por encima de todo, como es libre, nada la parará.

Luego, recuerda quién eres, quienes son los que te rodean, por lo que luchas, el momento en el que estás, las soluciones que debes encontrar, pero ante todo recuerda que el final marque tu camino para empezar con un buen principio.

1 comentario: