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martes, 6 de marzo de 2012

Entre mis libros...

¡Buenas noches!, ¿cómo les va en otra semana de mierda?, ¿bien?, pues me alegro.

Otra entradita para el blog, al que poco a poco me he enganchado porque me, como decirlo, ¿libera?, pues supongo que si, me permite soltar lo que quiero sin que nadie piense mal por ello.

Pues bueno, hoy escribo con Nach de fondo y  con un montón de libros y folios por mi escritorio, folios que poco aportan a esta mente loca, que hoy en día, aún sigue prisionera de sus miedos y manías.

Bueno empiezo, la polémica en Francia está servida tras la publicación de un anuncio, en donde se nos muestra a un Sarkozy moribundo, por su probablemente decadencia política. Realmente este anuncio me importa una relativamente gran mierda,  a lo que quiero llegar es, a la ética en los anuncios.

¿Es ético que se anuncie cualquier cosa a cualquier hora en la televisión?; lo digo porque bueno que anuncien páginas de contacto a las tantas de la madrugada, pues mira, a alguna hora tienen que echarlo, ¿no? ; pero que echen anuncios de colonias, en los que más que se enseña la colonia, se dedican al folleteo puro y duro, pues mira, te ahorras entrar en internet desde luego pero no se deberían de mostrar a esa hora.

Y es que si nos paramos a mirar un poco hacia atrás, no solo hay ya más publicidad, sino está el hecho de que ahora es de peor calidad y no lo digo yo, lo dicen sus mismos publicistas, que pecan de falta de imaginación o de exceso de ella ( la marihuana y sus efectos prácticos sin duda).

Hoy en día, la publicidad tiene tanta influencia que es impresionante, se nos muestran mujeres que rara vez pesan más de los 50 kg (?) , a mi personalmente me parece una vergüenza o una coña con poca gracia, porque realmente la mayoría de las mujeres superan ese peso. No con esto quiero decir que la mayoría de las mujeres estén gordas, ¡Dios me libre!, a lo que quiero llegar es que vivimos rodeados e influidos por una publicidad engañosa y que nos manipula a cada rato.

Esta manipulación se debe a que la publicidad escondida dentro de los mismos anuncios o programas que se supone está prohibida realmente no lo está, y no habrá habido ni uno, ni dos, ni tres casos  de personas que han encontrado mensajes subliminales en la programación de la televisión o de un anuncio.

Realmente las grandes empresas viven de esta publicidad, el caso más importante para mi es el de la comida rápida, que nos muestran en sus anuncios unos productos con una pinta apetecible, saludable y de mayor cantidad que después el producto que al pedirles nos sirven.

Conclusión, la publicidad nos engaña, pero ahora mismo tengo unas ganas irrefrenable de tomarme una coca-cola fresquita después de oír una anuncio por la radio, así que os dejo hasta la próxima entrada.

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